En el portal de su casa hay una pecera donde solía nadar un pez Ojos de globo, una variedad de Carassius auratus.
Al pasar por las mañanas ante la pecera, el pez le miraba con sus ojos de susto y él, sonreía y le cantaba: «Swing low, sweet chariot…».
Después de un tiempo dejó de verle. «La semana pasada apareció muerto sin razón aparente», comentó el conserje del edificio.
«Es una lástima» pensó el pez Ojos De Globo, «ya no tendré quien me cante».
«Swing low, sweet chariot,
Coming for to carry me home».