«Probably it had been a servants' entrance, a backdoor, or opening into what are called "the offices" in Scotland. No offices remained to be entered, —pantry and kitchen had all been swept out of being; but there stood the door-way open and vacant, free to all the winds, to the rabbits, and every wild creature. It struck my eye, the first time I went to Brentwood, like a melancholy comment upon a life that was over. A door that led to nothing, —closed once, perhaps, with anxious care, bolted and guarded, now void of any meaning. It impressed me, I remember, from the first; so perhaps it may be said that my mind was prepared to attach to it an importance which nothing justified.»
(Margaret Oliphant, The Open Door, 1881)
Para mí, a la altura de un Dickens. Pero es personal.
ResponderEliminarY bueno, "conociéndote" (es un decir) seguro que sabes de él pero por si...te dejo esto en justa correspondencia a tu magnífico Gassenhauer: Home
00:
ResponderEliminarNo, no conocía la existencia de «Home». El mensaje es un poco… new age para mi gusto. (Soy algo refractario a los discursos ecologistas). Me quedo con la música.
Bueno, esa era mi intención hacerte llegar la música. Tampoco yo soy un dechado de ecología al uso.
ResponderEliminarPero esa música, aparte de su evidente belleza y calidad, se adapta especialmente bien a los diferentes "episodios" del documental. Me parece un gran trabajo.
Pues eso.
http://decimavictima.blogspot.com/2006/06/la-puerta-abierta-de-margaret-oliphant.html
ResponderEliminarBlanca:
ResponderEliminarPrecisamente esa versión de Valdemar Ediciones, con el cuadro de Caspar David Friedrich en la portada, fue la que me llevó a buscar el texto original.